Síndrome de piernas inquietas o Willis-Ekbom: qué es, síntomas y cómo aliviarlo

medicina interna

Entre los trastornos que afectan al sueño y suelen pasar desapercibidos, el síndrome de piernas inquietas (SPI) ocupa un lugar destacado. También conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, este problema neurológico provoca una necesidad persistente de mover las piernas justo cuando el cuerpo debería relajarse. Esa urgencia, que a menudo aparece al final del día o durante la noche, interrumpe en el descanso y puede generar una fatiga acumulada que repercuta en el rendimiento y el bienestar general.

Aunque muchas personas lo minimizan o lo confunden con nerviosismo pasajero, el SPI afecta a miles de personas y puede deteriorar seriamente la calidad del sueño. A continuación, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre sus síntomas y algunas medidas que pueden ayudar a aliviarlo. 

¿Cuáles son los síntomas del síndrome de Willis-Ekbom?

El síndrome de piernas inquietas se manifiesta a través de sensaciones muy características que invitan a un movimiento constante. Identificar estos síntomas es fundamental para buscar un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Los más comunes incluyen:

  • Necesidad imperiosa de mover las piernas. Es el síntoma principal. La persona siente un impulso irresistible de mover las extremidades inferiores, aunque también puede afectar a los brazos, el pecho o la cara.
  • Sensaciones incómodas. Los pacientes suelen describir las molestias como un hormigueo, picor, tirantez, ardor o una sensación similar a la de tener insectos recorriendo las piernas. No suele ser doloroso, pero sí muy molesto.
  • Empeoramiento durante el reposo. Los síntomas aparecen o se intensifican al estar sentado o acostado, especialmente por la tarde o durante la noche.
  • Alivio con el movimiento. Mover las piernas, caminar, estirar o frotarlas proporciona un alivio temporal e inmediato.
  • Movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño. Muchas personas con SPI también experimentan sacudidas o espasmos involuntarios en las piernas mientras duermen, lo que puede interrumpir el descanso sin que se den cuenta.
  • Alteraciones del sueño. Como consecuencia de todo lo anterior, es muy común sufrir de insomnio, despertares frecuentes y somnolencia diurna.

¿Qué causa el síndrome de piernas inquietas?

La causa exacta del síndrome de Willis-Ekbom no siempre está clara, pero las investigaciones apuntan a una combinación de factores genéticos y neuroquímicos. En muchos casos, no se identifica un origen específico, lo que se conoce como SPI idiopático, que suele tener un componente hereditario y tiende a aparecer a una edad temprana.

Un factor clave parece ser un desequilibrio en la dopamina, un neurotransmisor que ayuda a controlar el movimiento muscular. Los niveles bajos de dopamina en el cerebro podrían estar detrás de las sensaciones desagradables y la necesidad de moverse. Además, la deficiencia de hierro es otra causa muy estudiada, ya que este mineral es crucial para la producción de dopamina. Por ello, es frecuente que personas con bajos niveles de hierro desarrollen este síndrome.

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Además, el SPI puede aparecer de forma secundaria a causa de otros problemas de salud o situaciones concretas, como el embarazo (especialmente en el último trimestre), la insuficiencia renal, la neuropatía periférica o el uso de ciertos medicamentos como antidepresivos o antihistamínicos.

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Cómo aliviar las molestias

Aunque no existe una cura definitiva para el síndrome de piernas inquietas, hay muchas estrategias que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar significativamente la calidad de vida.

Cambios en el estilo de vida

  • Establecer una rutina de sueño. Acostarse y levantarse a la misma hora todos los días.
  • Realizar ejercicio moderado. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga pueden ser muy beneficiosas. Evita el ejercicio intenso cerca de la hora de dormir.
  • Evitar estimulantes. Reduce o elimina el consumo de cafeína, alcohol y tabaco, especialmente por la tarde y la noche.
  • Aplicar masajes y baños calientes. Masajear las piernas o tomar un baño tibio antes de acostarse puede relajar los músculos y aliviar las molestias.

Tratamientos médicos

Si los cambios en el estilo de vida no son suficientes, un médico puede recomendarte otras opciones:

  • Suplementos de hierro. Si se detecta una deficiencia, corregirla puede mejorar o incluso eliminar los síntomas.
  • Medicamentos. Existen fármacos específicos, como los agentes dopaminérgicos, que ayudan a regular los niveles de dopamina en el cerebro.

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El síndrome de piernas inquietas no tiene por qué convertirse en una rutina de noches en vela y cansancio acumulado. Por eso, es importante comprender qué lo provoca, detectar los síntomas a tiempo y contar con el apoyo médico adecuado. Si sospechas que podrías padecerlo, no te resignes; hablar con un especialista es el primer paso para aliviar las molestias y proteger tu salud a largo plazo.

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